El escándalo de Cambridge Analytica y Facebook sigue en aumento y ahora es el Departamento de Justicia quien va a por la empresa, por interferir ilegalmente en la campaña electoral.
Pensábamos el 3 de enero, que no podía haber mayor escándalo de seguridad informática que Spectre y Meltdown, pero en estos tres meses hemos ido de escándalo en escándalo, en constante escalada, hasta el caso más bestia de la historia. El robo de datos de Cambridge Analytica a Facebook, ha sido lo más bestia en toda la historia de la informática. Este escándalo sin precedentes ha dañado mucho la imagen de Facebook, tanto es así, que han tenido incluso que publicar en prensa en papel, una carta de disculpa.
Se ha puesto en evidencia, no solo la cantidad de datos que recopilan de los usuarios y el uso de estos datos, sino la manera la manera tan laxa en la que lo comparten con terceras compañías y el nulo seguimiento de que trato se les da a estos datos. Vamos, que urge poner una lupa gigante encima de Facebook.
Los responsables de la web británica han usurpado los datos de cincuenta millones de usuarios gracias a una aplicación creada por un contratista. Esta herramienta ha sido usada para manipular las elecciones presidenciales de 2016 en Estados Unidos y beneficiar al Presidente-bufón Donald Trump. Una de las primeras consecuencias ha sido una demanda por la Comisión Electoral Federa y el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, por la vulneración de las leyes electores.
Dicha demanda ha sido presentada por Common Cause, ya que, las leyes electorales impiden de manera clara que cualquier compañía extranjera o extranjero pueda participar en la estrategia de la campaña electoral de un candidato. Cambridge Analytica se habría pasado por el forro las advertencias para que no participara en comités políticos y habría dado los datos de los usuarios de Facebook a las campañas de Trump y de Ted Cruz.
Entre los documentos, estaría un artículo del New York Times, donde un abogado de Cambridge Analytica, describe en un memorando como recoger los datos y procesarlos, pero que solo los ciudadanos estadounidenses los podían interpretar. La carta, dirigida a Steve Bannon, asesor de Trump, Rebekah Mercer, donante republicana y Alexander Nix, director de Cambridge Analytica, se indicaba que Nix no debía gestionar clientes estadounidenses, algo que se ignoró.
Cambridge Analytica guarda silencio sobre todo esto, pero la verdad es que están en una situación realmente mala, ya que se les acusa de interferir directamente en la campaña electoral. Si esto se termina ratificando, pondría aún más en tela de juicio la presidencia de Trump, plagada de escándalos y acusaciones de manipulación electoral, ya que a Cambridge Analytica, se le deben sumar los hackers rusos, comentarios machistas y homófonos y actrices de cine para adulto
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